Empezaré diciendo que hoy me (nos quedan) 28 días para la boda. Y cada vez estoy más feliz, y más ansiosa... aunque lo de que la constructora no eme entregue el piso a tiempo para la boda me amarga un poquillo.

Por otro lado diré que parece cierto que entramos en el otoño, porque ya hoy ha refrescado en Sevilla. Los primeros en notar este cambio de estación son mis dedos de los pies. Comienzan a enfriarse. Sip, sin remedio, así que no he tenido otra que abrigarlos con calcetines y zapatos cerrados (es que no tienen término medio los pobres).

También de las cosas reseñables que me ocurren es la llegada de la venta de viajes de IMSERSO. Creo que es la manera más dura de probar la paciencia de la gente. Y en realidad no es por venderles los viajes, que ya tienen derecho a viajar, con lo mal que lo han pasado en su juventud la mayoría, si no porque la mayoría son muy pesados. Hasta el martes no comienza la venta, pero ya andan por aquí recogiendo la programación de los viajes... y se sientan y te cuentan su vida. Y yo, que para esas cosas soy muy educada, me pongo a escucharlos. Pero por dentro tengo verdaderas ganas de llorar y una voz que grita... por qué tengo yo que aguantar esto. Pero qué se le va a hacer.

Por lo demás la cosa va bastante bien. Dentro de poquito llega mi prima María desde Francia, con su marido y mi sobrino Acaymo, al que no veo desde el 30 de octubre del año pasado. el día 13 de este mes hizo 1 año y 9 meses y con lo que cambian los niños a esas edades quiere decir que ya anda y habla (poquito, pero en dos idiomas). El otro día hablé con él: yo le dijo Hola Acaymo, y él me dijo au revoir. Cosas de criarse en otros países.